CINCO PANES DE CEBADA

Algunos vehículos nos conducen hacia lugares alejados de la estrella, pero incluso allí, podemos notar su brillo, su luz y su calor.

En este libro se relata la historia de Muriel, una joven maestra de la ciudad de Pamplona con las oposiciones recientemente aprobadas. Ella sueña con una escuela nueva, bonita y moderna, llena de niños dispuestos a aprender cuanto más mejor. Pero todas sus ilusiones se ven destrozadas cuando la destinan a un pequeño pueblo de montaña, perdido, de la región de Navarra. En contra de todo cuanto ella espera, se encuentra con una escuela vieja, rudimentaria y estropeada, unos alumnos que poco interés tienen fuera de sus tareas en el campo y unos aldeanos insensibles a la cultura.

Como primera impresión el pueblo le parece el peor destino que le podían haber asignado, opina que es un lugar extraño y hostil. Es por este motivo que la protagonista se ve obligada a afrontar muchas dificultades para poder lograr su objetivo, transmitir un mínimo de cultura a sus gentes para que los niños tengan la opción de decidir si el campo es el futuro que realmente quieren escoger para dedicar su vida.

Poco a poco el pueblo y sus habitantes van aceptando a Muriel y esta se va enamorando del lugar hasta llegar al punto de no querer abandonar su puesto. Logra hacer buenos amigos y entre ellos encuentra el amor con un joven con ideas de cambio e innovación parecidas a las de ella.

La autora de Cinco panes de cebada es Lucía Baquedano, una autora nacida en Pamplona en 1938 que comenzó a escribir desde niña. Publicó esta obra en 1981, la primera en ver la luz de cuantas escribió. Con  Cinco panes de cebada quedó finalista en el "Premio Gran Angular" en 1979.

A lo largo de toda la obra se puede ir notando el cambio que se produce en Muriel, en su estancia en el pueblo adquiere una visión diferente del mundo que ella conocía hasta el momento. Madura como persona y como maestra al tiempo que comienza a apreciar el lugar. Se puede notar una gran carga positiva en todas las ocasiones en que la protagonista se ve superada por la situación y aún así continúa con su tarea mostrando un gran espíritu de superación. No se deja amedrentar por las situaciones problemáticas y difíciles. Llega a pensar que es Dios quien ha decidido que su destino se encuentre ligado a  ese pequeño pueblo mostrando una total aceptación de la nueva situación en la que se ve envuelta. 

Personalmente opino que esta obre nos muestra que tenemos que aceptar las situaciones y no enfadarnos con el mundo porque algo no nos haya salido como nos gustaría o como esperábamos.

Por propia experiencia sé que en los pueblos, ya se encuentren perdidos en la montaña o a las afueras de una gran ciudad, suelen ser muy diferentes a lo que son las ciudades.
En un pueblo se mantienen relaciones mucho más íntimas que en una ciudad, llegando a verse en muchas ocasiones como vecinos a pesar de vivir en lugares diferentes de un mismo pueblo; esta situación no se da en las grandes ciudades, donde se dan diversos casos en que los propios vecinos que viven puerta con puerta apenas se conocen. Por regla general en los pueblos reina el concepto de "Gran Familia", el cual no sólo recoge a las personas que comparten lazos de sangre sino también, a los amigos, vecinos y cualquiera que pertenezca al pueblo. Por otro lado, en las ciudades, predomina el concepto de "El Desconocido", el cual hace referencia a todo aquel que vive su vida y se mantiene al margen que cualquier cosa que suceda en su entorno debido a que no conoce a todos sus vecinos de edificio, calle o manzana.

En los pueblos, como bien queda remarcado en la obra, la enseñanza y las modernidades del mundo suelen verse comprimidos a las cosas más básicas y en ocasiones antiguas. Proporcionando de esta forma una mayor dificultad a los habitantes del mismo tanto en sus tareas diarias como en sus posibilidades de lograr cambiar su porvenir labrándose un futuro distinto al que les espera en el lugar en el que se han criado.


La obra nos enseña que no hay que ser egoístas ni desagradecidos, que siembre se debe hacer el bien a los demás y no solo esperar el bien propio. Y que jamás se debe juzgar nada por la apariencia que muestra, porque un pueblo que puede parecer muy malo y casi abandonado puede que sea el mejor lugar del mundo. Esto queda muy bien recogido en uno de los últimos párrafos de la obra:

“Sembraríamos cebada con nuestras manos. Cebada, porque de cebada eran los cinco panes que Cristo multiplicó y queríamos que esa tierra nos recordara siempre que todos tenemos algo que podemos dar, aunque algo sea tan sólo unos insignificantes panes de cebada". (Pag. 175)

Tiempo de duración: 12 horas